miércoles, 19 de mayo de 2010

Una cálida tarde de mayo

"¡Ingas!" dijo el chofer con preocupación. Eran cuarto para las tres de la tarde y el camión que manejaba, ruta 46, vio interrumpido su paso por la calle San Luis Potosí de la "Indepe". Al menos cuatro carros particulares esperaban el paso delante de él, pero comenzaban a desesperarse al ver que un camión de mudanzas, con una caja del doble del tamaño que acostumbran llevar, estaba delante sin atinar dar la vuelta por la calle Libertad, y en vez de avanzar, parecía encajarse más y más en la esquina de un local.

Un automovilista comenzó a sonar su claxon, mientras los demás trataban de guardar la calma. Un señor que estaba pintando el local de la esquina donde camión de mudanzas no podía dar vuelta, tuvo que quitar sus dos escaleras y hacerse a un lado, pues parecía como si en un descuido, el camión le fuera a caer encima.

"¡Ya lo chocó!" gritó el compañero del chofer del urbano, quién había detenido su plática para ver las maniobras del otro conductor.

"Ya se jodió esto", fue lo que contestó el chofer, que cada vez se desesperaba más por los minutos de espera... los vecinos salieron a ver, pero el conductor del camión de mudanzas no se había percatado de lo sucedido, seguía avanzando un poco hacia adelante y un poco hacia atrás, encajándose más y más en el lustroso automovil negro que estaba estacionado en la esquina de San Luis y Libertad.

"¡Ya lo chocaste!" decían el chofer y su amigo, mientras hacían señas al conductor, que no entendía nada... "deja le digo, de perdido para que se vaya!!" dijo el chofer, y bajó corriendo las escaleras del camión urbano, mientras los vecinos salían a asomarse y buscar al dueño del bonito carro negro.

El chofer llegó a hablar con el conductor, éste descendió del armatoste para ver lo que había sucedido: efectivamente, la parte trasera de la caja estaba completamente encajada en el lado izquiero del automovil. Se asustó y corrió al camión de mudanzas... el chofer empezó a darle indicaciones para salir, mientras los vecinos (y los pasajeros del urbano) miraban con asombro lo que ocurría.

"Tssss", "aaaaay", "no manches!" decían los pasajeros, mientras el camión de mudanzas avanzaba, dejando al descubierto la enorme abolladura y diversos rayones en la pintura del carro negro.

Todavía no terminaba de dar la vuelta, cuando una de las vecinas salió corriendo para anotar las placas, mientras el camión urbano intentaba avanzar entre ella y los autos que circulaban por la calle Libertad.

El camión urbano siguió por San Luis Potosí, desviándose de su ruta, unas dos cuadras más arriba, dobló a la derecha, avanzó otras tres cuadras y bajó de nuevo para tomar Libertad. Una cuadra más adelante estaba el camión de mudanzas, torpemente estacionado.

"Ya rajaron los vecinos" dijo el chofer del urbano, mientras avanzaba apresuradamente, dejando atrás al conductor de mudanzas.

1 comentario:

Comenzar dijo...

"tssss" pobre carrito negro